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Ho’oponopono es un arte ancestral hawaiano que fue adaptado por Morrnah Simeona y cuyo objetivo principal es conectarnos con nuestra Divinidad Interior. Dicha conexión es posible gracias a una atencion constante hacia la rectificación de nuestros errores de pensamiento, palabra y acción (pedir perdón), lo que permite liberar nuestras memorias del pasado.

 

Morrnah explica el funcionamiento de Ho’oponopono de la siguiente manera:

«Somos la suma del total de nuestras experiencias, lo cual quiere decir que cargamos con nuestro pasado. Si, cuando padecemos estrés o miedo en nuestras vidas, nos esforzásemos en fijarnos con atención, nos daríamos cuenta de que la causa es en realidad una memoria. Lo que nos afecta son las emociones que se encuentran ligadas a memorias. El subconsciente asocia una acción o una persona del presente con algo que tuvo lugar en el pasado. Cuando esto sucede, las emociones se activan y aparece el estrés».

«El objetivo principal de este proceso es descubrir la Divinidad Interior. El Ho’oponopono es un inmenso regalo que nos permite cultivar  la relación con la Divinidad que tenemos dentro y aprender a pedir en cada momento nuestros errores de pensamiento, palabra, hecho o acción sean limpiados. El proceso busca, en esencia, la libertad, la completa liberación del pasado».

 

Morrnah era chamana en Hawái, y modificó la práctica de Ho’oponopono.

 

Ho’oponopono era originalmente un ritual de perdón y de reconciliación que se practicaba en grupo y con la guía de un sacerdote o un gurú. Morrnah pensó que Ho’oponopono podía practicarse también de manera individual, y por ello estableció los cimientos de una nueva enseñanza, guardando como base de esta práctica «el perdón para abrirse al amor e ir hacia la paz interior».

 

Trabajó con el Doctor Len, conocido por su trabajo como psicólogo en el ala psiquiátrica de un centro penitenciario de Hawái. El doctor ocupó este puesto durante casi cuatro años. Transcurrido este tiempo, el ala psiquiátrica tuvo que cerrar, puesto que todos los enfermos se habían curado.

 

Cuando se interroga al Doctor Len sobre esta historia tan extraordinaria y se le pregunta qué hizo para curar a sus pacientes, responde, un poco irritado: «Yo no curé a nadie, lo único que hice fue limpiar las memorias en mi interior que crearon todo eso, no hice nada más». La práctica de Ho’oponopono no es, en definitiva, más que eso: limpiar tus propias memorias, concederse el perdón, abrirse al amor y estar en paz. Así, la respuesta a la pregunta tan básica de «¿Quién soy?», estará cada vez más y más clara. Y es que el objetivo final de Ho’oponopono es conectarse con la Divinidad Interior.

 

Puede hacer Ho’oponopono cuando tiene lugar un hecho doloroso, y notará siempre los resultados y cierta mejora. Pero, por muy fácil que parezca, sabemos, por experiencia, que no lo es tanto. Lo ideal es vivir de la mañana a la noche con esta energía, limpiando sin cesar, todas las memorias, sin siquiera tratar de encontrar su origen o su naturaleza. Esto significa tomar la responsabilidad y aceptar todo lo que le sucede en la vida; no juzgar a los demás, a nosotros mismos ni tampoco hechos; instaurar en su interior una confianza absoluta en nuestra Divinidad interior, para abandonarnos por completo a ella; vivir en la gratitud, el perdón y el amor, sobre todo hacía usted mismo. Esto conlleva también dejar el mundo de la separación, los miedos y del ego por el mundo de la unidad, el amor y el corazón.

 

Practicar Ho’oponopono no es buscar la abundancia, el éxito, el reconocimiento o la felicidad. Ho’oponopono es lo contrario: no querer nada, no desear nada, entregarse totalmente para confiar las riendas de su vida a su alma. Vivir en esta energía aclarará su camino de vida de tal manera que todo cambiará, tanto en usted como a su alrededor. Su vida estará rebosante cada día de mil pequeños milagros que la transformarán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ho´oponopono dice que tenemos que trabajar desde el corazón, no podemos utilizar el intelecto. Las cuatro energías, Lo siento, Perdón, te Amo, Gracias, se tienen que decir desde el corazón. Si estamos en el corazón no hay juicios, no hay miedos y además cuando creamos emociones basadas en el corazón, tales como gratitud, aprecio, yo pondría, amor, compasión, utilizando el músculo del corazón, lo que realmente estamos haciendo es generar un campo magnético, dentro de nuestros cuerpos que es parte del campo magnético de la Tierra que está experimentando el cambio.

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