
A lo largo de la historia de la humanidad y en las diferentes civilizaciones podemos observar una conexión muy fuerte entre el hombre, naturaleza y cosmos. A través del tiempo, el hombre se ha interesado en acceder a una dimensión que va más allá de la terrenal y ha utilizado diferentes elementos que ha sabido integrar y utilizar como técnicas de sanación.
El Chamanismo, es la disciplina espiritual más antigua que si bien, varía de una cultura a otra (Celta, Inca, Tolteca, etc.), contiene elementos similares y un objetivo único; reestablecer el equilibrio energético de la personas y alcanzar el proceso de sanación.
En muchas partes del mundo aún se practica esta disciplina y se trasmite de generación en generación a través de la tradición oral. Gracias a esta trasmisión, el chamanismo continúa desarrollándose y difundiéndose actualmente.
Ahora bien, ¿Qué es un Chamán? La palabra Chamán proviene de la lengua tungusca: “Saman” y significa “hombre/mujer medicina” a su vez, parece provenir del Sánscrito Sharamana que es como llaman los budistas a los sacerdotes ascetas.
Los antropólogos definen al chamán como un intermediario entre el mundo natural y espiritual, que viaja entre los mundos en un estado alterado de conciencia.
Esta conexión con el mundo espiritual le permite al Chamán ser un canal de canalización. En este sentido, es un instrumento o medio que ayuda a identificar las energías desequilibradas en el sistema energético de sus pacientes y a reestablecerlo mediante técnicas de sanación avanzadas.
Es importante mencionar que el Chamán tiene un respeto profundo por la Naturaleza y el Universo, se sabe parte de un Todo en donde cada individuo o ser ocupan un lugar fundamental dentro del Orden Natural. La actitud de respeto y apertura a lo Absoluto es una de las cualidades básicas del Chamán.